WALKER,
EL ANDADADOR DE POSIBILIDADES ESTÉTICAS.
Sorprende que hoy día, un artista joven se exprese de
manera persistente a través del rigor geométrico, ya que este tipo de expresión
es considerado por los cultores del posmodernismo como un retrotraerse al modernismo
de mediados del siglo XX. Juicio peyorativo que es lógico pensar, cercena en el
iniciado cualquier actitud estético-artística que devenga de la realidad que vivencia éste.
Por supuesto que este no es el caso del escultor Walker
Ríos Bello, quien de manera desprejuiciada de todo complejo estilístico o
corriente, se expresa con el más vehemente rigor geométrico. Lo que tiene que
ser así, porque desde niño, en el taller de su padre Edgar Ríos, vivenció y se
inició en ese ver y hacer geométrico. “El hombre es él y sus circunstancias”
como bien dijo Ortega y Gasset.
Este primer aprendizaje, es seguido por el de la Escuela de Artes Plásticas
“Cristóbal Rojas”, de donde egresa con el título de Técnico Medio en Arte, y
luego, del Instituto Universitario “Armando Reverón”, donde obtiene su
licenciatura en Artes Plásticas. Ahora, preocupado por su ejercicio como
docente, busca su formación en este quehacer pedagógico en el Departamento de
Arte del Instituto Pedagógico de Caracas, donde se desempeña como preparador. No
hay pues, ninguna improvisación ni saltos mortales en el quehacer escultórico de
este artista y ahora docente.
Como bien explica Walker, su producción artística
escultórica deviene y es expresada desde el quehacer del dibujo técnico. Medio
utilizado ya no con carácter funcional, es decir, como un medio para el diseño,
sino como elemento plástico de expresión. Desde su inicio, su producción
artística parte de la idea básica del triángulo en su proyección polivalente,
logrando en sus inicios formas rectilíneas, impolutas y de carga religiosa, con
gran dominio técnico de la madera, la piedra y el metal, aunado a un rico
aprovechamiento de la iluminación que circunstancialmente se utilice. Asimismo,
en algunos casos se vale de una progresión mutada o variada de la forma, con
escasa utilización de lo curvo.
En esta oportunidad, Walker ya un poco alejado de las
connotaciones religiosas, presenta en el Pedagógico de Caracas, una producción
con el mismo rigor técnico, matérico y conceptual. Ahora introduce la
circunferencia o fragmentos y variantes de ella, jugando con las formas
triangulares, ya no desde el planteamiento sensitivo-estético bidimensional,
sino desde la búsqueda de múltiples posibilidades plásticas volumétricas, que
ponen al descubierto, las potencialidades estético-corpóreas de la geometría o
planimetría. Walker Ríos ya seguro en el oficio de escultor, muestra nuevos
cuerpos-objetos con planteamientos semánticos y pragmáticos de sobrada carga
creativa y estética y de acabada factura formal. Enhorabuena a Walker, “el
andador de posibilidades estéticas”.
- Beatriz
Calzadilla de A.
Mayo, de 2008
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